Obertura: La realidad como enemiga

“Si nuestra época piensa así”, parece decirse a veces el mundo, “¿quién es nadie para llevarnos la contraria? ¿Quién los políticos, que han de obedecernos? ¿Quién los jueces, cuyos fallos están obligados a reflejarnos y complacernos? ¿Quién los periodistas y articulistas, cuyas opiniones deben amoldarse a las nuestras? ¿Quién los pensadores (…) que no nos son necesarios? ¿Quién los legisladores, que deben establecer las leyes según nuestros dictados?”

Javier Marías. “Cuando la sociedad es el tirano”.  En “El País Semanal”, mayo 13 del 2018. (*)

(*) No sé si el citar a Javier Marías (cuyas novelas “Corazón Tan Blanco” y “Mañana en la batalla piensa en mí” aliviaron, a su modo, el desvelo del finado SupMarcos en las noches posteriores a la traición de febrero de 1995), me pone en el bando de la “mafia del poder”, de los conservadores y neoliberales.  Digo, porque Javier Marías ha colaborado en el diario español “El País” y en la revista mexicana “Letras Libres”, porque suele cuestionar con agudeza las evidencias que otros digieren sin un gesto siquiera, y porque es inteligente y no puede (ni creo que quiera) ocultarlo.  Además, claro, de que es monárquico porque es rey, Xavier I, del Reino de Redonda, y miembro de la Real Academia Española.  Todas éstas son razones suficientes para etiquetarlo de conservador- neoliberal -enemigo- del- pueblo -y- de -su- vanguardia- que- marcha- imperturbable- a – la – consumación – de – la – historia, por parte de los nuevos comisarios del pensamiento que acá se padecen.

Ya saben ustedes que a mí me importa mucho el “qué dirán” y tengo una reputación que mantener, así que lo pensé, con profundidad y detenimiento, durante una fracción de segundo.  Con velocidad vertiginosa, frente a mis hermosos ojos pasaron hashtags, trending topics, likes y dislikes, dedos medios, whatsapp´s, instagram´s, feisbucazos, conferencias mañaneras, columnas periodísticas, artículos de opinión, fritos y refritos de etiquetas y condenas.

Pensé alegar, en mi defensa, que a los libros de Javier Marías que el finado SupMarcos portaba en esos días aciagos, le hacían compañía los de Manuel Vázquez Montalbán, y el “Perito en Lunas” de Miguel Hernández.  Que Javier Marías le va (o le iba –la afición a un equipo de fútbol es como el amor: es eterna… hasta que se acaba-) al Real Madrid, Manuel Vázquez Montalbán al Barcelona, Benedetti al Nacional de Montevideo, Almudena Grandes al Atlético de Madrid, Juan Villoro al Necaxa y yo, con ese chovinismo provinciano tan de moda, le voy a Los Jaguares de Chiapas.

Ya ve usted: en lugar de usar como referente el beisbol, ahora deporte oficial y oficialista, opto por el fútbol.  Así que sume usted pecados a mi condena.

Imagino que, al cargar la mochila con tales “armas” –se rumora que incluía una edición bilingüe de los Sonetos de Shakespeare, los dos volúmenes de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha” y un absurdo diccionario francés-español-francés-, el difunto ha de haber envidiado a Guy Montag por encontrar una librería con textos encuadernados en los cerebros de los proscritos de Fahrenheit 451 (Ray Bradbury, 1953).  Debió ser su sueño húmedo: en lugar de tropa, comandar una biblioteca humana (“¡Atención!, éste es el orden de batalla: Heráclito, Joyce y Becket siembran el desconcierto en las filas enemigas; Saramago, Neruda y Gelman flanquean por el lado izquierdo, Vargas Llosa, Paz y Solzhenitsyn por el derecho, García Lorca, Wilde, Sor Juana y Woolf voltean la posición.  Los demás, a echar montón.  Ya saben: si son muchos, corremos; si son pocos, nos escondemos; y si no hay nadie al frente, ¡adelante, que para morir nacimos!  ¿Dudas, preguntas, angustias, inconformidades, mentadas de menta y de las otras?  No, Dylan, tú a la pandereta.”)

Alguna vez le pregunté al finado si realmente leía todo eso que cargaba.  Me respondió que no, que era para que, si lo mataban, sus verdugos tuvieran algo en qué entretenerse mientras agonizaba.  Sí, lo sé, ese humor tétrico del difunto no era bien visto…, bueno, no sólo ese humor.

En fin, les decía que dudaba yo si citar o no a Javier Marías, en lugar de a Lenin, a los Marx (Karl y Groucho), a Malatesta, a Trotsky, a Mao, o, ya de perdida, al Manual de Materialismo Histórico (el Poliester).  Y sopesaba los pros y los contras de hacerlo.  Como no encontré ningún pro, y sí muchos contras, me decidí por citarlo para abonar así a mi popularidad entre los intelectuales de la IV T.  Debo aclarar que Javier Marías es inocente de este atentado contra lo políticamente correcto, porque no le consulté.  Espero que él, si se entera, sepa encontrar la bondad para, como dicen allá, “pasar de mí” con el mismo gesto con que se aleja un insecto inoportuno –que bien podría ser un escarabajo-.

  Si la modernidad consiste en que, en lugar de apedrear lo que no se entiende (y, por tanto, es “diferente”), ahora se usan los tuits y los dislikes, el mundo avanza.  De la lapidación a la hoguera, de ahí al cadalso, luego al paredón seguido del exilio y los pogromos, después los campos de concentración, las aldeas estratégicas.  Más acá los muros, los agentes de migración, votre papiers, s´il vous plait.

  Las redes sociales no bastan para “depurar” la nueva raza aria entronizada: la ignorancia.  El sistema sigue necesitando la violencia de las instituciones estatales para “completar” las razzias.  Desconozco si la aversión a lo diferente estaba en el ADN del Big Bang fundacional del universo, pero la ignorancia siempre ha perseguido y atacado al conocimiento y a su posibilidad: la inteligencia.

  Si antes el oscurantismo se arrastraba a la velocidad de carretones y galeones, hoy navega en yottabytes (un yottabyte = un 1 seguido de 24 ceros de bytes), y a la velocidad de la luz.

  Pudiera decirse que las redes tienen los gobiernos que se merecen.  Pero aún ahí hay resistencia y rebeldía.  No falta quien no siga al flautista del trending topic y elija la reflexión, el análisis, la duda, el cuestionamiento.  Una minoría arrinconada y abrumada por influencers y otr@s cretin@s que descubren que la estupidez también conquista fama y reconocimiento social.  Pero el potencial de las redes sociales es también su límite: la fugacidad lleva de la nariz los focos de atención y detenerse no es posible si se quiere estar al día.  El peor enemigo del escándalo es el escándalo que le sigue casi inmediatamente.

  Los medios tradicionales de comunicación son arrastrados por la borrachera virtual.  Casi la totalidad de la prensa escrita no hace sino reciclar lo que es moda en las redes, pero por más que se esfuerce sigue estando a la zaga.  Sigue pendiente llenar el vacío de una prensa que investigue, provoque la reflexión, alimente la inteligencia y aliente el conocimiento.

  A su modo, y con poderosa tecnología, el sistema combate a la realidad de la mejor forma: creando una alterna y atrayendo a ella la atención y la energía de la gente-gente.  Se mira y califica, positiva o negativamente, a los gobiernos por su popularidad virtual, no por sus decisiones, ni por sus actos, ni por la manera en que afrontan los imprevistos.  Así, malos gobiernos triunfan en las “benditas redes”, aunque la realidad real se empecine en marchar hacia el abismo.  La realidad virtual cubre con pudor al rey desnudo, y el tirano se presenta como demócrata, el reaccionario como transformador, el imbécil como inteligente y el ignorante como sabio.

  Pero no sólo.  El sistema ha redescubierto que la cacería de diferentes tiene seguidores.  Y dichos y sentencias de personajes como Trump, Bolsonaro, Macri, Moreno, López Obrador, Ortega, Piñera, Putin, Macron, Merkel, Tsipras, Johnson y ____ (ponga el nombre de su elección), provocan alaridos de aprobación en las redes sociales.  Así se dictan sentencias y condenas que escandalizarían a alguien con un mínimo de decencia, y que no se quedan en declaraciones.  La migra, los minutemen norteamericanos y la guardia nacional mexicana cumplen la condena dictada contra los migrantes, y los “radicales de izquierda que, para mí, no son más que conservadores” (amlo dixit), son advertidos por los sicarios que balearon a Samir Flores Soberanes.  Y seguirá luego el lavado de manos: Trump condenará la masacre de El Paso, Texas, y López Obrador dirá, mientras departe con empresarios, que se investigará el asesinato de Samir.

  No, no les vamos a ofender diciendo que se los dijimos (pero… se los dijimos).

  La serpiente, libre ya del cascarón, se despereza y regocija, se celebra y aplaude a sí misma.  Y, poco a mucho, inicia el abrazo constrictor del pensamiento único.  Que nadie se oponga al poderoso.  Que nadie desafíe su omnipotencia en medios, redes, la academia, su desprecio por las artes y las ciencias, su manejo mañoso de los dineros, sus bendiciones y maldiciones desde el púlpito levantado con la argamasa de la mentira, la simulación, las amenazas cumplidas, los ataques virtuales y reales de las camisas marrón-tirando-a-óxido.  Que nadie se atreva a reconocer la realidad como referente, -y no los enfadados y enfadosos sermones y diatribas de quien, solo y sólo en el templete se encuentra-.

  Oh, lo sabemos.  Confusión.  Allá arriba declaran que todo va bien, y acá abajo que todo va mal, y que se va a poner peor.  Aunque ahora todo pensamiento crítico, todo análisis científico, todo arte que revela y rebela, tiene enfrente no la realidad, sino la etiqueta de “derecha”, “conservador”, “reaccionario”, “fifí”, o la ocurrencia que llegue a los labios del inquisidor y capataz que, en la finca que padecemos, reparte culpas y condenas.

  Y tiene usted razón: las cómicas pataletas de un Calderón, un Fox, un PAN rancio, un PRI sobornando al forense para que retrase el acta de defunción, un PRD que de alguna forma tiene que demostrar que existe, y pensadores que les acompañan, más bien parecen ser fraguadas por el partido oficial, porque consiguen dos cosas:

  Una es que le dan material de fácil refutación a alguien que ni siquiera sabe dónde está parado.  La otra es que eso anula cualquier crítica, señalamiento, observación que tengan como sustento un análisis riguroso y documentado.  Además, claro, que toda crítica que venga ya no digamos desde la izquierda, sino de sectores progresistas y demócratas liberales, suene a una nota más en la falsa sinfonía del complot y el “golpe blando” (el cuento engañabobos de moda) detrás de la cual se refugia el supremo.

  Y usted esperaría un poco de serenidad, más análisis y menos consignas de uno y otro lado.  Pero no la hay y no la va a haber.  Las derechas que disputan ahora, y que han dejado como espectadores a la izquierda y al progresismo, están en guerra.  Unos por mantenerse en el Poder (o en lo que creen que es el Poder), y otros por volver al lugar privilegiado, al púlpito desde el que se reina.

  ¿A quién creerle?

  Tiene usted razón: a nadie.

  ¿Tampoco a la realidad?

  Mire usted, escuche, sienta, huela, hable, duela su realidad.

  Porque sí, lo sabemos, llueve en todas partes y sobre todos.  Al menos acá abajo.  Quizás alguno, alguna, algunoa, apenas empieza a sentir las gotas frías aguijoneándole el cuerpo; pero para otr@s, y no sólo para los pueblos originarios, llueve sobre mojado: despojos, robos, amenazas, persecución, cárcel, desaparición, violación, golpes, muerte… y, sí, a veces limosnas.

  ¿Una lista?  Es difícil, pero algo apresurado podría ser:

.- Familiares de pres@s, asesinad@s, desaparecid@s, en busca de verdad y justicia.  Y la pregunta que siempre estará sin respuesta es ¿por qué?  El gran absurdo del caos repartiendo ausencias porque sí, por estadística, por tómbola.  Si la muerte puede ser terrible, el no saber qué pasó y el por qué, está fuera de toda lógica humana.  Es de una crueldad que sólo podría ser maquinada por la mente humana.

.- Otroas, al fin en igualdad con mujeres de todas las edades, niños, ancianos, hombres, asesinad@s y desaparecid@s –la muerte y el limbo cruel de la desaparición, igualando al fin géneros, razas, colores-.

.- Mujeres, siempre mujeres, golpeadas, violadas, desaparecidas, asesinadas.

.- Pueblos invadidos por megaproyectos a cual más de estúpido, humillados por las limosnas que son las mismas de antes, aunque con otro nombre, y con idénticas demandas: baja la cabeza, obedece, híncate, humíllate, ríndete, desaparece.  Y el arma del sicario “progresista” asesinando a Samir Flores, pensando que así lo mataba y mataba su causa.

.- Periodistas censurados por la amenaza, el cohecho, el acoso virtual y real, la desaparición, la cárcel, el asesinato.

.- Trabajador@s del campo y de la ciudad, emplead@s con trabajo hasta ayer; y hoy, o cualquier día, sin empleo y con deudas.

.- Médicos y enfermer@s pidiéndole al enferm@ que traiga su gasa, su jeringa, su venda, su medicina, “porque no hay y yo sólo puedo decirle de qué va a morir, lo que, en estos tiempos, ya es una ventaja, viera usted.  Pero mire, aquí le doy una copia de las promesas gubernamentales.  Sí, yo le recomendaría que mejor se enferme el año que entra, tal vez entonces”.

.- Organizaciones, grupos, colectivos políticos y sociales de izquierda ante la disyuntiva: rendirse o persecución.

.- Gente, cualquiera, asaltada, extorsionada, secuestrada, desaparecida, asesinada, despojada de lo que ganó con su trabajo, de su libertad, de su vida.

.- Científic@s sin presupuesto; Artistas y creador@s sin lugar; Intelectuales pecando al pensar –no exagere mi buen, no es pecado pensar, sino expresarlo-.  Todo es neoliberal y fifí hasta que su afiliación al Poder esté debidamente acreditada.  Mañanera mata columna, análisis, reportaje, investigación, conocimiento, inteligencia.

.- Migrantes buscando sueños americanos y encontrando pesadillas mexicanas que, con el gafete de “Guardia Nacional”, busca la torpe legitimación de que la crueldad contra lo diferente también tiene ciudadanía con el sello del águila devorando una serpiente.

  Si usted no es ningún@ de esta lista, ni tiene familiares, amistades, conocid@s, que entrarían en cualquiera de los rubros de esa lista, entonces no entiendo qué hace leyendo esto… ¡Ah! ¿Llegó aquí por Google?  ¡Oh Google y Youtube!, “¡cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!” (Romanos. Capítulo 11, versículo 33, -sí, lo googlée… perdón, no pude evitar la tentación y, además, hoy está de moda citar la Biblia al contentillo-).

  ¿Aún aquí?  Bueno, va en su cuenta.  Pero le advierto que tendrá que leer.

  Y leer, mi estimad@, es como hacer el amor: hay muchas posiciones y muchos modos, calendarios y geografías, técnicas y tecnologías.  Y, aún así, siempre hará falta un kamasutra de la lectura.

  ¿Está list@? ¿Un café? ¿Una soda? ¿Agua? ¿Tabaco? ¿Alguna sustancia permitida y no?

  Sale pues.

  Pero, antes, un poco de imaginación: un asomo a una realidad posible.  Después de todo, por las ciencias (hoy desplazadas por la frivolidad de las pseudociencias y el esoterismo “culto”, el new age y su cauda holística como memorándum – ¡mi laboratorio por una sala de yoga!-, el “like” como criterio de verdad), sabemos que la ficción no es sino una realidad viable.

  Ahora dígame: ¿Es dura la lluvia que caerá? ¿Ha visto caer la lluvia en un día soleado?

(Continuará…)

Del cuaderno de apuntes del Gato-Perro:

.- El tirano aborrece la inteligencia.  No sólo porque le cuestiona y desafía, también y sobre todo porque carece de ella y, al serle inalcanzable, la proscribe y persigue.  Temed al Mandón hábil y taimado, pero temed dos veces al que es ignorante, porque la ignorancia deshumaniza por consenso y esclaviza.  Y no son pocas veces en las que la esperanza ingenua no es sino el ropaje amable de la ignorancia.

.- La ignorancia siempre tendrá más seguidores que la inteligencia y el conocimiento.  No sólo porque es más fácil, también porque la ignorancia nunca pasará de moda y siempre será popular y atractiva.

.- La ignorancia es más rentable que la inteligencia y el conocimiento, y más barata.

.- La ignorancia es la madre de la cobardía, de la traición y del olvido.

.- El tirano siembra y cultiva la ignorancia.  El ignorante siempre necesitará un pastor que le guíe.  El tirano, un rebaño que lo siga.

.- La inteligencia es fruto cuando se engrandece con el conocimiento.  Y nunca se sacia, aún cuando abreve en otras.

.- Con el conocimiento, la inteligencia descubre que el tirano no es sólo innecesario, también que es perecedero.  Su fecha de caducidad es la misma que la de la paciencia del esclavo.

.- La inteligencia no muere, no se rinde.  Si acaso se esconde y espera el momento de convertirse en escudo y arma.  En los pueblos zapatistas, en las montañas del sureste mexicano, a la inteligencia transformada en conocimiento le llaman también “dignidad”.

Doy fe.

El Gato-Perro indocumentado.
Guau-miau (¿o era al revés?)
México, agosto del 2019